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Resumen:
La revolución rusa está por estallar, son los últimos días del reinado de los zares, Aioria y Shaka dos jóvenes que intetaran salvarse de las llamas de la revolución y del destino.
Rated: No menores de 16 años
Personajes: Aioria de Leo, Shaka de Virgo, Aioros de Sagitario, Afrodita de Piscis, Shura de Capricornio, Milo de Escorpio, Mu de Aries, Hyoga de Cisne.
Peronaje Original: Gran Duque Sergei Alexandrovich.
Pareja Principal: Aioria x Shaka
Pareja Secundaria: Shura x Afrodita
Géneros: Angustia, AU, Drama, Romántico.Advertencias: Lemon, Violación.
Capítulos: 8
Capítulos: 8
Terminado: Sí
viernes, 21 de enero de 2011
Capítulo 8
Advertencia del capítulo:
-Lemon
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Después de su aparición esa mañana Shaka y Afrodita narraron como pasaron la noche. El duque Alexandrovich aun al borde de la muerte se había comportado como un maldito bastardo pues lo que les había dicho a Aioria y a los otros eran mentiras. Los rojos que patrullaban la zona habían visto como los cosacos los bajaban del auto jaloneándolos y forzándolos a caminar, lo cual los alertó de que un miembro de la familia real estaba allí.
Al poco rato de haber llegado los bolcheviques irrumpieron en el edificio matando a los cosacos que trataron de hacerle frente, pero eran superados en número.
El duque y el único guardaespaldas que le quedaba comenzaron a disparar desde las escaleras matando a un capitán de la policía que salía de uno de los departamentos.
Al verse acorralado el duque se metió al departamento y trató de usar los muebles como barricada, los rojos rompieron la puerta y mataron al último cosaco. Alexandrovich tomó a Afrodita como escudo apuntándole con su pistola a la cabeza, Shaka estaba en el suelo entre los vidrios de la vitrina, aprovechando un segundo de distracción, le clavo al duque un puntiagudo fragmento en el muslo y jaló a su amigo hacia el piso, lo que aprovecharon los revolucionarios para dispararle.
Los rojos se los llevaron pero no como prisioneros si no para ayudarlos, ya que Afrodita sufrió un rozón de bala en la espalda y Shaka tenía una profunda cortada en una de sus manos. Los uniformes se los dieron pues cuando fueron atendidos aun llevaban puesto el vestuario de la gala de ballet.
Al anochecer, Afrodita y Shura se retiraron al departamento de este último, Aioros se fue con ellos, pues seguía ocultándose de debido a su deserción.
Mu dormiría en la habitación de Milo pues cedió la suya a Hyoga para que descansara cómodamente, el jovencito estaba exhausto emocionalmente, había vivido unas horas de gran ansiedad.
Shaka se quedó a su lado, acariciando con cariño y ternura su cabello hasta que se durmió.
Salió en silencio y se dirigió a la recámara de Aioria, quien lo esperaba sentado en su cama, lo envolvió en sus brazos en cuanto el rubio se acercó.
-Me duele tanto haber hecho pasar a mi hermano por todo esto…
-Hyoga estará bien, es un chico fuerte. ¿Y tú como estás?
Shaka se quedó mirando ese par de ojos verdes que lo interrogaban con sinceridad y cierto grado de preocupación. Acarició la cabeza cubierta de rizos color miel.
-Soy libre Aioria… soy libre – contestó con una sutil pero sincera sonrisa – Puedo decidir que hacer con mi vida de ahora en adelante...
El ojiverde besó con delicadeza la mano vendada del bailarín, recorrió con suavidad la palma, el dorso, los dedos. Lo tomó por la barbilla arrodillándose sobre el colchón, sonrió y acercó su labios a la boquita suave de Shaka, quien para sorpresa de su novio respondió con pasión, tomando el control del beso. Agarrando las manos de Aioria las guió a través de su cuerpo, mostrándole el camino. Durante años tuvo que soportar ser la marioneta del duque, dejándose hacer, sin poder quejarse, pues a su verdugo le gustaba sumiso y dócil. Ahora quería ser él quien decidiera lo que se haría con su cuerpo.
Pronto ambos jóvenes estaban sobre la cama, desnudos. Shaka yacía bocabajo, suspiraba, con su cabeza recostada de lado sobre el dorso de sus manos. Aioria acostado de lado besaba y acariciaba su espalda sus glúteos, sus piernas, quería grabar en su memoria cada milímetro de la anatomía del ojiazul. Su ajustada ropa de ensayo y el vestuario que utilizaba le habían dado una idea de lo hermoso y delicado que era, pero jamás se imaginó que su piel blanca sería tan perfecta. Era como estar viviendo un sueño.
-¿Estás seguro que esto es lo que quieres? – preguntó Aioria con voz suave acercándose al oído del rubio, quien se apoyó en sus antebrazos levantándose para besar la mejilla de su amante y simplemente asentir decidido con su cabeza.
El castaño sonrió con ternura, se acomodó colocándose sobre Shaka y comenzó a rozar su miembro entre las piernas de su amante. Pasó su mano por debajo de la cadera del bailarín para tomar su sexo y comenzar a masturbarlo al mismo ritmo.
Ambos consientes de que no estaban solos, trataron de hacer el menor ruido posible, suspirando, ahogando gritos y gemidos, lo cual provocó que se exitaran aún más.
-A… Aioria… ya… ya…
Tomó a Shaka por las caderas elevándolas y dirigió su miembro a la entrada, rozándola primero con la puta para lubricarla. Poco a poco fue introduciéndose en ese estrecho canal. El ojiazul se cubrió la boca con una mano para acallar los gemidos de dolor mezclados con placer.
Mantuvieron un ritmo pausado, Shaka disfrutaba cada segundo de su unión, a sus 20 años estaba descubriendo lo que era ser poseído por un hombre que lo amaba, que lo respetaba. Amor, amor y placer era lo único que sentía en grandes oleadas.
Cambiaron de posición, el bailarín ahora acostado sobre su espalda, hizo gala de su elasticidad pasando una de sus piernas sobre los hombros de su amante mientras la otra permanecía estirada sobre la cama. La penetración fue mucho más profunda y placentera, Aioria sostenía su peso sobre sus brazos e incrementó la velocidad de sus estocadas, deteniéndose únicamente cuando alcanzó el orgasmo en medio de un potente gemido y una serie de temblores que recorrían todo su cuerpo.
Shaka dejó escapar pequeños gritos entrecortados sintiendo éxtasis total, viniéndose al sentir al ojiverde eyacular en su interior.
En medio de respiraciones agitadas y abrazados relajadamente, el rubio habló con voz suave.
-Te amo…
-Y yo a ti…
A los pocos meses del asalto al palacio de invierno, Shaka y Afrodita habían recibido una invitación para integrarse al “Les Ballets Russes” que tenía como sede el Theatre du Chatelet en París.
Aioria y Shura los apoyaron y en enero de 1918 viajaron a aquel país, Aioria dividía su tiempo entre la universidad, pues terminaría sus estudios en la Sorbona, y el taller de escenografía de Les Ballets Russes. Y Shura se convirtió en el concertino o violín principal de la orquesta de dicha compañía. Hyoga se fue con ellos y siguió sus estudios como bailarín en la escuela de la Opera de París.
Aioros, pidió asilo político también en Francia y le fue concedido. Obtuvo trabajo como miembro de la agencia de inteligencia de la policía parisina.
Milo, se recuperó por completo de balazo recibido y junto con Mu emigraron a Inglaterra, en donde ambos debido a sus excelentes referencias académicas ingresaron a Oxfrord para continuar con sus estudios.
París, Francia. 31 de Diciembre de 1919
- Hyoga date prisa nuestros invitados están aquí… - Shaka apuraba a su hermano desde el pié de la escalera de su casa en el barrio de la Opera en París.
Hyoga bajó corriendo luciendo sus mejores galas, y junto a su hermano se dirigió a la sala de la casa hermosamente decorada para la época navideña y el año nuevo. La chimenea estaba encendida y el ambiente era cálido y acogedor.
Después de dos años volvían a estar todos reunidos, vestían sus atuendos mas elegantes para la ocasión; Afrodita y Shura que llevaban una vida en pareja envidiable, Mu y Milo que tenían dos días de haber llegado de Londres, Aioros que tenía la noche libre para reunirse con su familia en el último día del año, se presentó en compañía de Saga Guillem, un detective peliazul bastante alto, con quien trabajaba y había iniciado una relación amorosa. Y Aioria, Shaka y Hyoga, quienes vivían como una pequeña y feliz familia…
-¿Quien quiere champagne? – preguntó Aioria al tiempo que descorchaba la botella, unos minutos antes de las 12 de la noche.
Todos acercaron su copa, incluso Hyoga, al cual Shaka le había dado permiso de tomar alcohol por primera vez, ya que era una noche especial.
-Por el futuro, por que esta nueva década nos traiga alegrías, metas por alcanzar y sueños que realizar…- Aioria como uno de los anfitriones hizo el brindis, Shaka estaba a su lado, acorde a su carácter reservado siempre dejaba que Aioria hablara en los eventos sociales. –¡Salud!
-¡Salud!
Todos levantaron sus copas y las chocaron entre todos, las campanadas indicando el comienzo de un nuevo día, un nuevo año y una nueva década comenzaron a escucharse, en el reloj de la sala y a lo lejos en la catedral de Notre Dame.
-¡Feliz año nuevo!
Los abrazos y los buenos deseos no se hicieron esperar.
Aioria y Shaka, se abrazaron y se besaron con pasión pese a cierta resistencia del rubio.
-Feliz año nuevo amor mío…
-Feliz año mi ángel…
Ambos colocaron una de sus manos sobre la chimenea justo donde se encontraba una pequeña Matryoshka rodeada por un rosario de cuentas cobrizas. Su vida había cambiado radicalmente en dos años, estaban juntos, vivían felices y sin dificultades. Quien sabe lo que esa nueva década les tendría reservado, pero por lo pronto solo veían un mundo lleno de posibilidades y promesas; y manteniendo fuerte su amor vivirían por feliz final.
Capítulo 7
San Petersburo, Rusia. Noche del 25de Octubre de 1917.
El teatro Mariinsky, estaba lleno, la gran gala de clausura de la temporada del ballet imperial tenía lugar esa noche. Kerensky y lo otros miembros del gobierno provisional querían demostrar a su gente y al mundo que nada malo ocurría, que la vida se llevaba con normalidad en la ciudad y por eso la función no había sido cancelada.
Pero la gran diferencia era, que el teatro estaba resguardado por soldados, las calles alrededor, las puertas de acceso y en los pasillos. La audiencia se sentía incomoda.
Shura en el foso de la orquesta afinaba su violín al tiempo que repasaba en su mente el plan que Aioria y él había tramado y que llevarían a cabo esa noche para liberar a Shaka y Afrodita.
Aioria entre bambalinas, ayudaba a poner en orden la escenografía que se usaría en los diversos solos y pas de deux que se presentarían esa noche. Llevaba el rosario que Shaka le había dado enredado en la mano izquierda, estaba nervioso, al término de la función y una vez que Shaka y Afrodita se fueran, se encontrarían con Aioros en el auto de Shura y se dirigirían al departamento de su ángel.
Shaka se alistaba en su camerino, y ya con el vestuario puesto hacía algunos ejercicios de calentamiento. Antes de dirigirse al teatro Afrodita le había pedido que empacara en una maleta todas sus cosas mas preciadas y las llevara al teatro, para la buena suerte le había dicho. Y aunque sabía que su amigo tramaba algo, hizo lo que le pidió.
Afrodita se acercó a Aioria minutos antes de comenzar la función y le entregó unas llaves y dos maletas, una con sus pertenencias y otra con las de Shaka, esta la había sacado después de que su rubio amigo saliera del camerino para ajustar los últimos detalles con la bailarina con la que ejecutaría el Pas de Deux.
Mu estaba también entre bambalinas, Aioria había conseguido un pase especial para que pudiera estar allí. Aguardaría hasta el final de la función para llevarse a Hyoga, quien estaría entregando los arreglos florales para cada bailarina después de sus ejecuciones. Se había decidido que era mejor que no regresara al menos esa noche a la escuela, Mu lo llevaría a su departamento en donde Milo, aun convaleciente de su herida los estaría esperando.
Shaka y Aioria se encontraron detrás del ciclorama de tela blanca que servía de fondo del escenario.
-Hoy debes bailar como nunca en tu vida, mi ángel, siéntete libre, pleno, piensa que ya no hay ataduras que limiten tu vuelo…
-¿Aioria porque me dices esto?
-¡Porque es una noche especial, es la gran gala y créeme que será una noche memorable!– Aioria le guiñó un ojo.
-Estás actuando igual de raro que Afrodita, Aioria no vayas a cometer una locura…
-No lo haré… Te amo y todo lo que hago lo hago por ti y por tu bien, nunca lo olvides.
La luces se apagaron y antes de separarse se dieron un largo e intenso beso, Shaka se abrazaba al cuerpo de Aioria tratando de serenarlo de transmitirle tranquilidad, lo había notado inquieto, nervioso. Aioria por su parte se aferraba a su ángel rubio como si temiera perderlo.
Tuvieron que separarse, la música comenzaba a escucharse, el primer solo estaba a punto de ejecutarse. Shaka vió a su amado alejarse y sintió un nudo en el estomago.
-Te amo… - Susurró entre las sombras.
El tercer número de la noche era el de Afrodita, interpretaría al esclavo Alí en un complejo Pas de Deux del ballet “El Corsario” con música de Adolphe Adam y coreografía creada por Marius Petipa en 1899.
Al terminar el bailarín peliceleste recibió una ovación por su magnífica ejecución. Al dejar el escenario, fue recibido por Shaka quien le dio un fuerte abrazo.
-Hiciste un excelente trabajo…
-Gracias… ahora es tu turno demuéstrales que eres lo mas cercano a un dios que podrán contemplar...
El rubio se dirigió a la zona a un lado del escenario en donde comenzaría; el Pas de Deux “Diana y Acteón” con coreografía de Marius Petipa y música de Cesare Pugni. sería su interpretación en la gala.
Shaka bailó como nunca, con gran fuerza y personalidad, con cada salto parecía que volaba, se entregó en cuerpo y espíritu dando como resultado una magistral ejecución. La audiencia se puso de pié para aplaudirle, tuvo que regresar un par de ocasiones porque los aplausos no cesaban y pétalos de flores comenzaron a llover sobre el escenario, eran arrojados por la gente en un gesto mas de admiración y respeto por el bailarín.
Aioria estaba a un lado del escenario, emocionado hasta las lágrimas por la ejecución de su ángel y la reacción del público. Cuando Shaka abandonó el escenario con muchos pétalos atrapados en su largo y hermoso cabello rubio su guapo novio lo recibió con un fuerte abrazo.
-Como puedes ser tan perfecto, no perteneces a este mundo – Aioria sujetaba su rostro entre sus manos y miraba directamente a los bellos ojos azules de su adorado ángel.
Shaka no dijo nada pero por respuesta sonrió como Aioria jamás lo había visto sonreír, esa gran y bella sonrisa era como estar mirando un fragmento del paraíso. Y por primera vez se besaron abiertamente, ante la mirada de los presentes.
Afrodita sonreía, se sentía emocionado y feliz, él interpretaba el triunfo de ambos esa noche como un buen augurio para lo que después sucedería.
Aprovechando el intermedio, Shura se coló atrás del foro para felicitar a su amor, lo tomó por la cintura y le dio un gran beso, que avergonzó a mas de uno de los presentes.
Hyoga estaba ahí también y se acercó a felicitar y a abrazar a su hermano, Mu se mantenía a unos metros, pero lo seguía a todos lados como si fuera su sombra.
La función transcurría con normalidad, cuando de pronto un tumulto en le palco principal hizo que la música y los bailarines se detuvieran.
-¡El palacio de Invierno está siendo atacado!
Alguien dio la orden de que todos debían salir de inmediato del teatro, los soldados comenzaron a correr empujando a la gente que comenzó a correr alarmada para salir del lugar. Pronto reinó el caos.
Atrás del escenario, también se les había dicho que abandonaran el lugar. Todos corrían alarmados e histéricos. Shura llegó corriendo y encontró a Aioria en el pasillo que conducía a los camerinos.
-¡¿Donde están ellos!?
-Fueron a su camerino a cambiarse… - Aioria traía las maletas de ambos bailarines.
Al dar la vuelta al corredor, ambos jóvenes se detuvieron en seco, los 4 cosacos a cargo de resguardar a Shaka y a Afrodita, los jaloneaban para llevárselos.
-¡Tengo que cambiarme no puedo irme así! – Afrodita trataba de zafarse del agarre de uno de los hombres. Recibió un fuerte golpe en el estomago que lo hizo tambalearse cosa que aprovechó un segundo guardaespaldas para cargarlo y llevárselo.
Shaka volteó y vio a Aioria y a Shura a unos cuantos metros. Con toda su fuerza empujó a uno de los cosacos, pero el segundo lo golpeó y le arrojó un abrigo por encima de la cabeza y entre los dos se lo llevaron corriendo.
-¡¡Aioria!!
El grito del rubio fue lo último que se escucho antes de que desaparecieran por la puerta. Aioria ciego de rabia corrió hacia la salida pero Shura lo detuvo.
-¡No… sigamos con el plan, vamos!- y lo jaló en otra dirección, hacia el lugar en donde Aioros los esperaba.
En una calle al costado del teatro, Aioros aguardaba a su hermano y a su amigo alarmado por ver salir corriendo a la gente y a los soldados; en cuanto los vio salir echó a andar el auto. Aioria se subió arrojando a un lado las maletas que no había soltado por nada del mundo seguido de Shura, quien se quitaba la corbata del frac pues sentía que lo estaba ahorcando.
-¡¿Que está pasando?!
-¡Aioros, el Palacio de Invierno está siendo atacado!
-¡¿Que dices!?– Aioros sabía que el soviet de San Petersburgo, junto con los soldados desertores estaban planeando un golpe de estado, pero nunca imaginó que sería esa noche. – Entonces no podremos pasar con el auto…
-¡¿Por que no!? – Aioria estaba comenzando a ponerse histérico.
-Porque por el asalto sin duda han cerrado los puentes y para llegar hasta el departamento hay que cruzar el río. Tendremos que tomar otra ruta, dejar el auto y correr hasta el lugar…
Aioria sentía que se moría las cosas no podrían estar saliendo peor…
-Al menos espero que Mu haya podido sacar a Hyoga del teatro…
Dejaron el auto en la calle a un lado del teatro, y a pié rodearon la zona del conflicto, pero cada vez les fue mas difícil transitar, ya que los bloqueos por parte del ejército rojo se iban extendiendo por la ciudad para evitar que los civiles salieran dañados. Cruzaron el río por el norte y corrieron hasta el área en donde se encontraba el departamento.
Al estar cerca del palacio de invierno y siendo una zona de clase media alta, para cuando los 3 jóvenes llegaron, la escena era bastante mala, tuvieron que correr intentado cubrirse de repentinos disparos, comenzaban incendios aquí y allá, y los edificios estaban siendo saqueados. Aioros y Shura sacaron las pistolas que llevaban respectivamente.
Llegaron al edificio y encontraron en la puerta principal a uno de los cosacos que se habían llevado a Shaka y a Afrodita muerto de un disparo en la cabeza. Al ver esto Aioria corrió al interior y subió a toda prisa las escaleras. Shura y Aioros le pisaban los talones.
-¡¡Shaka!!
En el primer descaso encontraron a otros 2 cosacos muertos y al parecer un militar de alto rango a decir por el uniforme. Al llegar al departamento, la puerta estaba rota y el 4º cosaco se encontraba muerto justo en el marco. En el interior todo estaba revuelto, muebles y adornos rotos.
-¡¡Shaka!! - Aioria corrió por el pasillo que conducía a las habitaciones.
-¡¡Afrodita!! – Shura entró a la cocina.
Nadie respondió, Aioros creyó escuchar un leve gemido al lado de la mesa del comedor volcada, acercándose con cautela y con el arma lista para disparar si era necesario corrió el mantel que cubría un bulto en el piso.
-¡Aioria, Shura! – ambos jóvenes llegaron corriendo en un segundo.
-Es Alexandrovich… - Shura lo reconoció pues era el único que lo había visto alguna vez. El gran duque yacía en el suelo moribundo, le habían disparado en varias ocasiones.
-¿¡Donde están Shaka y Afrodita!? – Aioria gritaba fuera de si -¡Contesta!
Con un hilillo de voz y entrecortadamente el duque contestó.
-Se los llevaron…
-¡¿Quienes!? – Shura estaba perdiendo su serenidad.
-Los rojos…por traidores a Rusia, fieles a la aristo… - Alexandrovich ya no pudo seguir hablando, había muerto.
Aioria se derrumbó, cayendo de rodillas, quería morirse, había perdido a su ángel, si lo consideraban traidor sin duda lo matarían sin piedad.
-Los llevarán al palcio de invierno… – Aioros levantó a su hermano
Desde su deserción Aioros se había dado a la tarea de informarse de los planes de los bolcheviques y decidir si se uniría a ellos. Pero lo que descubrió no le agradó nada, dentro del mismo soviet, había radicales diferencias de opinión que eran insalvables, unos abogaban por una republica democrática, cuando otros exigían un cambio mas severo y apoyaban la idea de ejecutar a la familia real junto con todos los aristócratas que fueran capturados.
Así fue como se enteró que el palacio de invierno si llegaba a ser tomado lo usarían como prisión temporal y hospital para sus heridos.
A las 2:00 AM del 26 de Octubre, la resistencia del palacio había caído y el gobierno de Kerensky había llegado a su fin. Antes de esa hora no hubo forma que los 3 jóvenes se acercaran al palacio, y cuando por fin les permitieron pasar se encontraron con una escena poco alentadora, varios muertos y gran cantidad de prisioneros pero todos miembros de la resistencia, no había un solo civil.
Aioria lloraba desconsolado mientras caminaban hacia el teatro para recoger el auto de Shura, quien también estaba devastado. Shaka y Afrodita estaban perdidos, nadie supo decirles quienes pudieron habérselos llevado o a donde. Nadie los había visto, nadie sabía nada.
Cuando subieron al auto, los 3 iban en completo silencio, Shura manejaba rumbo al departamento de Aioria…
-¿Que voy a decirle a Hyoga…? ¿Que perdí a su hermano, que no pude salvarlo?- el joven de cabello castaño claro abrazaba la pequeña maleta con las pertenencias de Shaka y pasaba una a una las cuentas del rosario que había traído todo el tiempo consigo.
Aioros deseaba consolar a su hermano pero no sabía que decirle…
Mu, Milo y Hyoga los esperaban con ansias, eran las 4:00 de la mañana, pero al verlos entrar supieron que algo había salido mal.
-¿En donde está mi hermano? – Hyoga se acercó temeroso – ¿Aioria…?
-No lo se… - habló en un susurro y no pudo evitar las lágrimas.
-Pero tu lo ibas a salvar…- el jovencito comenzó a llorar y a negar con la cabeza se dio media vuelta y se abrazó de Mu.
-¿Que sucedió? – Milo estaba sentado con el brazo inmóvil después de la operación, se sentía un inútil por no haber podido ayudarlos.
-Cuando llegamos, se los habían llevado…- Aioria apenas podía hablar.
-¿Alexandrovich? – Mu preguntó al tiempo trataba de consolar a Hyoga.
-No, él estaba moribundo en el departamento, según sus ultimas palabras los del ejército rojo se los llevaron…
Nadie dijo una palabra después de eso, Aioria se metió a su cuarto, Aioros y Shura se sentaron en la sala junto a Milo y Mu se llevó a Hyoga a su habitación y regresó hasta que el jovencito se quedó dormido.
Eran alrededor de las 6:30 AM cuando Aioria salió de su cuarto, encontrando a sus amigos y su hermano dormidos en la sala, el cansancio los había vencido al fin. Sin que nadie se diera cuenta salió del departamento.
Caminó sin rumbo fijo, llegó hasta el río y se detuvo; miró en dirección al palacio de invierno, aun salía humo del incendio que había sido provocado en una de las áreas.
Pensaba en la ironía de la vida, Alexandrovich había muerto y con ello Shaka se libraba de su yugo, pero su ángel había desaparecido y muy probablemente estaría encerrado en algún lugar o muerto…
Después de mucho deambular decidió regresar, sus pies conocían perfectamente el camino, así que no tuvo que levantar la cabeza para saber en donde estaba, solo una cuadra mas, vuelta a la izquierda y habría llegado.
Al llegar a la esquina, empezó a buscar sus llaves, levantó la vista y justo en la entrada del edificio de su departamento, estaban dos soldados del ejército rojo, así lo indicaba la banda roja que traían en la manga izquierda de sus abrigos y las gorras con visera con una estrella roja bordada en el centro.
Aioria sintió que su corazón se detenía cuando el más delgado de los dos, volteó a verlo y le sonrió. Esa sonrisa la había visto sólo una vez, hacía unas cuantas horas y le pertenecía al ángel mas hermoso que ha caminado por este mundo. Corrió a su encuentro y lo abrazó con desesperación.
-Estás bien…estás vivo…
-Si mi amor estoy bien…
-Shaka…mi ángel…
Sin dejar de abrazarse y con lagrimas de felicidad en los ojos de ambos, unieron sus labios para darse el beso mas anhelado, deseado, sincero, y prometedor que se habían dado en la vida.
Capítulo 6
Advertencias del capítulo:
-Lenguaje vulgar.
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Rusia, San Petersburgo. Segunda semana de Octubre de 1917.
Un teatro es un pequeño universo en si mismo, y el Teatro Mariinsky se convirtió en el mundo en el cual desde hacía dos meses Aioria y Shaka vivían su amor en secreto; en público trataban de ser lo más discretos posibles, para evitar desgracias si a alguien se le ocurría hablar de mas fuera del teatro.
Desde aquel primer encuentro, el salón del último piso del teatro se convirtió en su refugio, los tiempos libres que ambos tenían los pasaban allí y su amor fue creciendo, fortaleciéndose. En una ocasión Aioria le dio a Shaka un papel con la dirección de su departamento por si algún día llegara a ofrecerse.
Pese a la diferencia de carácter eran una pareja armoniosa, los únicos roses que llegaban a surgir, eran causados por la insistencia de Aioria en conocer la identidad del aristócrata que atormentaba a Shaka y la ubicación del departamento en donde vivían, pero el rubio no quería ni escuchar del asunto.
-Aioria no insistas, por favor, no te lo diré y si descubro que nos has seguido no volveré a hablarte ni acercarme a ti…
-Pero… - Shaka puso una mano sobre la boca de Aioria para evitar que replicara.
-No… Ahora debo irme, Afrodita debe estar esperando para abordar el auto. No te enfades conmigo… Te amo demasiado y no quiero que te arriesgues…
Dándole un dulce beso, y tomándole ambas manos entre las suyas se despidió y desapareció por la puerta que conectaba el teatro con la escuela, ya que el duque Alexandrovich lo había ordenado así, por cuestiones de “seguridad”.
Entre sus manos Shaka había dejado un rosario de cuentas cobrizas, Aioria sonrió y se lo enredó en la mano izquierda.
Salió por la puerta de empleados del teatro, cada tarde después de despedirse vivía un infierno al saber que su amado ángel estaba a merced del bastardo aristócrata.
Perdido en sus pensamientos, caminaba por la calle para tomar el tranvía que lo llevaría a casa, no se percato que alguien se acercaba y lo tomó del brazo para detenerlo. Sobresaltado y pensando que habían sido descubiertos y habían enviado a los cosacos para desaparecerlo, volteó para ver quien lo detenía.
-¿Eres Aioria verdad?
-Si… - con enojo dio un jalón para soltar su brazo del agarre de un joven de cabello oscuro, vestido con un traje azul marino y que llevaba un estuche de violín en la otra mano-¡¿ Se te ofrece algo, quién demonios eres?!
-Me llamo Shura y se podría decir que soy el novio de Afrodita…
-¡Eres el hijo de puta que los abusa! – dijo Aioria sujetándolo por las solapas del saco.
-¡Claro que no, tranquilízate! No me confundas con ese cabrón… - Shura lo miró con severidad y usando el estuche de violín empujó al otro joven hacia atrás.- Por Dios ¿siempre eres así de impulsivo? Ahora entiendo porque Shaka ha evitado a toda costa darte información.
-¡¿Tu que sabes!?
-Afrodita me lo ha dicho…
-¿En donde lo conociste? – Aioria desconfiaba de las palabras del otro joven - ¿Como dices que eres su novio si los tienen vigilados todo el tiempo?
-Pues lo conocí en el teatro, ¿donde más? Y llevamos una relación en secreto desde hace 4 meses.
Aioria lo miraba con recelo, no convencido de sus palabras. Shura resopló exasperado.
-Mira no desconfíes de mi, me llamo Shura Yankelevich, y toco el violín en la orquesta del teatro. Afrodita me ha hablado de ti y de la relación que llevas con Shaka. Aioria tu amas a Shaka y yo amo a Afrodita, no podemos permitir que sigan abusando de ellos. He estado pensando en una forma para liberarlos de una vez por todas del cabrón de Alexandrovich, pero no puedo hacerlo solo…
-Alexandrovich… Entonces si es miembro de la familia real como sospechaba mi hermano... -por fin sabía el apellido del bastardo; y las palabras de Shura captaron su interés, estaba dispuesto a lo que fuera por ayudar a su hermoso ángel.
-Si, el gran duque Sergei Alexandrovich es el maldito mecenas…Pero no debemos hablar aquí en la calle.
-Podemos hablar en mi departamento, vamos.
En el trayecto, Shura le contó a Aioria para borrar cualquier duda que todavía le quedara, que venía de Kiev, que era hijo de un próspero comerciante, que llevaba trabajando en la orquesta 3 años y que había conocido a Afrodita durante un ensayo en el que habían solicitado a un violinista para acompañar al bailarín que preparaba un solo coreográfico; y que desde entonces habían empezado con sus encuentros furtivos hasta que nació el amor entre ellos.
- Pasa… - ambos jóvenes entraron y encontraron a Mu en la sala con varios libros regados por el piso y la mesita de centro, estaba estudiando para un examen de la universidad, la cual Aioria había abandonado para poder trabajar en el teatro.
-¿Que hay Mu? Mira te presento a Shura, es músico de la orquesta sinfónica…
El pelilia se levantó y estrechó la mano que Shura le ofrecía.
-Mucho gusto, soy Mu.
-¿Y Milo?
-No está, salió a comprar algunas cosas…
-Bien, si se ofrece algo, Shura y yo estaremos en mi habitación, tenemos que hablar de asuntos importantes…
Shura siguió a Aioria por el pasillo y se metieron a su cuarto, cerrando la puerta tras ellos. Era una habitación pequeña, una cama individual con una mesita de noche al lado, un armario y un librero de madera eran todo el mobiliario. Una ventana de dos hojas que se encontraba abierta permitía la entrada del viento otoñal. Aioria se sentó en la cama y con delicadeza colocó en el remate de la cabecera el rosario que Shaka acababa de obsequiarle. Shura permaneció de pie dejando el estuche del violín a un lado y recargándose en las puertas del armario.
-Y bien que has pensado…
-Después de muchos intentos logre seguir el auto y descubrí en donde se encuentra el departamento en donde viven. Alexandrovich los visita cada tercer día, o después de una función. Y siempre hay 2 cosacos vigilando la puerta que son los mismos que los custodian al salir del teatro, cuando el duque está son 4 guardaespaldas. El edificio tiene un patio trasero con una pequeña puerta que da a una callejuela por donde podríamos entrar y sacarlos.
-Pero el duque los mandaría buscar ¿Y que sucedería con Hyoga el hermano de Shaka?
-Por Hyoga no te preocupes está a salvo en la escuela y una vez libres, mi padre puede patrocinarlo. En lo que respecta a la liberación, esperaríamos a que el duque fuera a visitarlos, aprovechando la situación actual y la paranoia que sufren los miembros de la aristocracia, podríamos crear una distracción en la entrada del edificio, para que Alexandrovich envíe a sus guardaespaldas y se quede a solas con Shaka y Afrodita. Y eso lo aprovecharíamos para sacarlos, llevándonos al cabrón con nosotros…
-¿Llevarlo con nosotros…?
-Para desaparecerlo… - la severa mirada de Shura hizo saber a Aioria que no bromeaba y que estaba dispuesto a matar al duque.
Fueron interrumpidos por unos golpes frenéticos en la puerta y los gritos de Mu.
-¡Aioria, abre la puerta!
Como rayo y alarmado, el joven de cabello castaño claro abrió.
-¡¿Que pasa Mu?!
-¡Milo está herido, le dispararon! Tu hermano envió un mensaje, está con él en el hospital San Gheorge.
-¡¿Que!?
Los tres jóvenes salieron a toda prisa rumbo al hospital. No sabían que sucedía, las calles eran un caos, gente corriendo por todos lados, soldados armados persiguiéndoles. Al llegar al hospital atendido por religiosas, Aioros estaba en la sala de espera aguardando por ellos.
-¡¿Hermano que sucedió!? ¡¿Como está Milo?!
-Lo están operando en este momento, recibió un balazo en el hombro derecho…
-¡¿Pero por que!? Que está pasando Aioros, vimos a los soldados desplegados en las calles y la gente… -Mu luchaba por mantener la calma.
Aioros se sentó y se llevó una mano a la frente, se le veia muy contrariado.
-Milo tuvo la mala fortuna de estar en el lugar y hora equivocados… Hubo una manifestación, Kerensky ordenó el despliegue de tropas para mantener el orden, todo transcurría normal, pero cada vez más gente se unía a los manifestantes que exigían el regreso de los soldados que están luchando en el frente europeo, elecciones inmediatas y que la familia real fuera trasladada a una prisión para cumplir con su arresto. ¡Y así sin mas se nos dio la orden de abrir fuego a discreción en contra de los civiles!
-¡¿Que clase de gobierno ordena semejante atrocidad!? – dijo Shura indignado.
-Es por eso que he desertado…
-¿Que dijiste?
-Aioria, no pude disparar… ¡La gran mayoría eran mujeres, esposas de soldados y prisioneros políticos que marchaban con sus hijos! ¡¿Que monstruo ordena dispararles no solo con nuestros rifles, sino con una ametralladora!? Arrojé mi rifle, me quité las insignias y corrí para poner a salvo a una mujer que se quedó paralizada en medio de la calle, tratando de cubrir a su hija, logré resguardarlas dentro de un edificio. Salí para tratar de ayudar a mas, cuando vi pasar corriendo a un joven que se desplomó unos metros adelante y al acercarme descubrí que era Milo…
Aioria, Mu y Shura escuchaban con horror y en silencio el relato de Aioros.
- Todo en lo que creía y que respetaba resultó ser basura y una mentira…¡Y ahora no pararé hasta ver derrocado a este maldito gobierno!
-Estoy muy orgulloso de ti hermano…Pero debemos ocultarte, sin duda te buscarán para arrestarte… - Aioria se sentía muy preocupado ante la nueva situación de su hermano, pues era sabido que a los desertores capturados se les fusilaba o los enviaban a las minas de Siberia.
-El primer lugar en donde lo buscaran será con nosotros, nuestro departamento no sería seguro para él… - Mu trataba de buscar una solución.
-Puede ocultarse en mi departamento, no hay forma que lo vinculen conmigo… Ahí estarás a salvo.
Un médico y una monja con uniforme de enfermera se acercaron a los jóvenes. El doctor habó.
-¿Son parientes o conocidos de Milo Zelensky?
-Si
-Sobrevivirá, tuvo mucha suerte de que lo trajeran tan rápido…pero tardará en recuperarse por completo.
La enfermera miraba a Aioros y le sonreía.
-Es usted un héroe joven, sus acciones le salvaron la vida a su amigo.
Todos respiraron con alivio, ante la noticia. Se miraban unos a otros, después de este día ya nada sería igual en sus vidas.
Al otro lado de la ciudad Afrodita lloraba en los brazos de Shaka, en la habitación del rubio. El cuarto era amplio, una cama matrimonial con una mesita de noche a cada lado adornadas con un par de quinqués de porcelana. Un escritorio, con su librero, y un par de armarios en madera rojiza laqueada. Ambos jóvenes estaban sentados en la cama.
- Lo siento mucho Afrodita… se que nada de lo que te diga mitigará tu pena, pero debes recordar que la muerte no es el fin…ahora está en un lugar mejor.
-Lo se, pero lo que mas me duele es que no pude ir a verla sabiendo que estaba enferma…
Afrodita había recibido un telegrama en donde le informaban de la muerte de su madre. Él era el hijo menor de una numerosa familia, su padre había fallecido cuando apenas era un niño pequeño. Sus 8 hermanos eran unos buenos para nada, zánganos que vivían a costillas de Afrodita, el hermanito que se había convertido en una celebridad del ballet imperial y por ende tenía la obligación de mantenerlos a todos; fue por eso que había aceptado el patrocinio del duque y sus exigencias, para poder enviar dinero a su madre, que de otra forma hubiera vivido en la miseria.
-Lo único bueno de esto, es que ya no tengo porque soportar al cabrón de Sergei… mi madre ha muerto y no estoy dispuesto a seguir manteniendo a mis hermanos…
-Afrodita, Sergei nunca nos dejará ir con vida, tú lo sabes, nos lo ha repetido hasta el cansancio…
-Pronto seremos libes Shaka, ya lo verás… - limpiándose las lagrimas de los ojos con un pañuelo, una sonrisa un tanto maliciosa apareció en los labios del peliceleste.
-Dita que estás tramando…
-Ya sabrás a su debido tiempo…Ahora dime, ¿que te cuenta Vaslav ahora que está en París?
Shaka lo miraba con recelo, sabía de lo que era capaz su amigo y temía que cometiera una locura, pero no quería empezar una discusión.
-Cosas maravillosas, la compañía que han formado se llama “Les Ballet Russes” y se presentan con gran éxito en esa bella ciudad, los parisinos están ávidos por ver danza clásica en su máxima expresión, ver las grandes producciones rusas. Y no solo eso han creado nuevos ballets, con coreografías modernas e innovadoras…¿Te imaginas? Sería maravilloso interpretarlas…
-Algún día Shaka, te prometo que algún día tu y yo bailaremos en Paris y tu hermano terminará sus estudios en la academia de la Gran Opera de París, ya lo verás…
-Estás loco Dita…
De pronto se escucharon fuertes detonaciones a lo lejos y cada vez se fueron acercando más, se oyeron gritos en la calle.
-¡Están disparando contra la gente, son soldados! – Afrodita se había acercado a la ventana.
-¡Dita aléjate de ahí, es peligroso! – Shaka se acercó y lo tomó por el brazo, jalándolo hacia la puerta – Vamos a tu habitación, la ventana no da a la calle y será más segura.
-¡¿Que estará pasando Shaka!?
-El fin de un ciclo y el inicio de un cambio…
Esa noche se dicto toque de queda, el ejercito imperial se dedicó a buscar a los líderes manifestantes, y a los desertores. Apresaron a unos y otros tantos lograron escapar. Y a partir del día siguiente una tensa calma rigió la ciudad, soldados fueron apostados en las calles y un batallón resguardaba el Palacio de Invierno, cede del gobierno provisional. Muchos miembros de la aristocracia abandonaron el país, pero otros se quedaron aferrándose a la idea de que el Zar sería liberado y volvería a gobernar apoyado por Kerensky y los miembros de la Duma provisional.
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