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Resumen:

La revolución rusa está por estallar, son los últimos días del reinado de los zares, Aioria y Shaka dos jóvenes que intetaran salvarse de las llamas de la revolución y del destino.

Rated: No menores de 16 años

Personajes: Aioria de Leo, Shaka de Virgo, Aioros de Sagitario, Afrodita de Piscis, Shura de Capricornio, Milo de Escorpio, Mu de Aries, Hyoga de Cisne.

Peronaje Original: Gran Duque Sergei Alexandrovich.

Pareja Principal: Aioria x Shaka

Pareja Secundaria: Shura x Afrodita

Géneros: Angustia, AU, Drama, Romántico.

Advertencias: Lemon, Violación.

Capítulos: 8

Terminado:

viernes, 21 de enero de 2011

Capítulo 3





Rusia, San Petersburgo. Primera semana de Marzo de 1917.



-Y bueno ¿tu que te traes? – Aioros se encontraba de visita en el departamento que su hermano compartía con Milo y Mu, vivían en un barrio modesto y solo los 3 juntos podían pagar el alquiler – Con esta ya son 2 semanas seguidas, que vas a ver el ballet imperial.

-Simplemente me gusta, eso es todo, y como corre el rumor de que cerrarán después de esta temporada, pues quiero aprovechar.

-Si, como no…- Mu miraba inquisitivamente a Aioria – ¿Y por que solo vas cuando Shaka baila?

-¿Shaka? ¿Quien es Shaka? –Aioros no entendía nada miraba a su hermano y luego a su amigo.

-Shaka, es solista de la compañía – Milo salía de la cocina con una tetera, y comenzó a servirle a todos los presentes un delicioso y típico té ruso como toque final para la comida espléndida que habían disfrutado, cortesía del hermano mayor de Aioria. 

- Le firmó su programa de mano, y con eso bastó para que el muy tonto, esté loco por él. - Mu y Milo se rieron mientras Aioria los fulminaba con la mirada.  


- Ten cuidado hermano, muchos de eso chicos tienen patrocinadores entre los aristócratas. Los consideran exóticos trofeos, para lucirlos en ciertas reuniones, y le va bastante mal, a aquellos que se atreven siquiera a mirarlos.

-No es para tanto, solo me gusta verlo bailar, desde hace dos semanas no lo he vuelto a ver de cerca, aunque a su amigo si lo he visto salir…

-¡Ajá, entonces si te has quedado a esperarlo! – Milo le apuntaba con un dedo y sonreía con aire de triunfo.

-Yo, y mi bocota…- Aioria resopló.

-Si yo fuera tú no lo buscaba, después de ver a los 4 cosacos que se lo llevaron casi arrastrando y que además lo subieron a un automovil, eso nos muestra que sin duda es el amante de alguien importante y con mucho dinero…

-¿Cosacos? Actualmente son la guardia personal, de toda la familia Romanov. Aioria, aléjate de ese tal Shaka. - Aioros se sentía realmente preocupado.

-Gracias, Mu – el menor de los hermanos sentía enormes deseos de ahorcar a su amigo – Mira, Aioros, yo se lo que hago, no lo he visto, y dudo que lo vuelva a ver algún día. Así que tú, dame mis boletos para la función de esta noche, y no te preocupes.

El joven oficial se levantó, y tomando su casaca del perchero, sacó un par de entradas para el teatro y se las dio a su hermano.

-Aioria, hablo en serio. No te acerques a ese chico, no te metas en líos.- Siendo oficial de rango considerable, en el ejercito imperial, Aioros sabía, de lo que eran capaces los aristócratas, que se movían con total impunidad, y manipulaban las leyes y a la Duma a su antojo.

-Ya, ya, cambiemos de tema, ¿vale? – les imploraba con la mirada a su amigos que lo apoyaran.

-Bueno Aioros, dinos lo que sepas sobre las huelgas, a lo largo del país. La mente detrás de todo lo que ocurre, son los soviets, ¿no? Los bolcheviques, y su líder ese tal Lenin…

-Pero Lenin, huyó del país, Mu. Supuestamente esta en Finlandia…

-Tu lo has dicho, Milo “supuestamente”. Pero, aparte de él hay otros, según se rumorea en la universidad, hay un tal Trotsky, que sigue los mismos principios que Lenin, y dicen recibe órdenes directas de él. ¿Que sabes tú, de todo esto, hermano?

-No puedo hablar, es información confidencial. Lo único que si puedo decirles, es que deben ser cautelosos, y alejarse de cualquier manifestación, o tumulto, sin importar a favor o en contra de quien estén.

-¿Nos acercamos a una guerra civil?

-Eres muy perspicaz Mu. Pero me temo que si algo sucede, será peor que una guerra civil. En fin debo irme, cuídense, y háganme caso. Estaré en contacto, y les avisaré cualquier cosa importante.


Esa noche, Aioria, había llegado temprano al teatro, y como ni Milo, ni Mu habían querido acompañarlo, sentado en su butaca, pensaba. El bienestar de su hermano le preocupaba, siendo oficial de ejército, si había un levantamiento armado, sin duda lo enviarían a combatirlo, pero si los imperialistas perdían, no les iría nada bien, a aquellos que defendieran ese bando.

Al escuchar los primeros acordes de la overtura del ballet de esa noche, el joven dejó sus pensamientos de lado, y se dispuso a disfrutar del espectáculo. Las ansias lo carcomían, no podía esperar por ver a Shaka. Miraba su programa, justo donde aparecía el nombre del rubio.


Idolo Dorado: Shaka Podkopayevich


En esta ocasión, el ballet era “La Bayadère”, con música de Leon Minkus, y la coreografía fue creada, por Marius Petipa en 1900. La historia, se desarrolla en la India de la antigüedad.



A la mitad del segundo acto, llegó el gran momento de Shaka. El Ídolo Dorado, una deidad viviente. Completamente sólo en el escenario, su cuerpo, y su rostro pintados de dorado, con un tocado netamente hindú coronando su cabeza. Su interpretación fue magistral, parecía un verdadero dios hindú, sin ningún trabajo se elevaba, en cada salto, y sus giros eran perfectos.


Aioria sonreía como un tonto, y cuando el rubio bailarín terminó, se levantó de su asiento, y aplaudió con todas sus fuerzas.


Una vez más al finalizar la función, el joven universitario, se encontraba en la puerta de actores, anhelando poder ver a Shaka, y entregarle un pequeño regalo que le había comprado. Era temprano, así que había muchos admiradores, aguardando por su bailarín, o bailarina favoritos. Y sucedió, el joven bailarín, salió a toda prisa. Esta vez, sin detenerse a firmar autógrafos, usando un abrigo negro de cuello alto, que le cubría medio rostro. Se abría paso, tratando de no ser descortés. Aioria se acercó corriendo y su sonrisa era la mas bella y sincera.

-¡Shaka! ¿Me recuerdas?

-No.

-Me firmaste un programa, hace 2 semanas…

-Firmo muchos programas...

-Soy Aioria, el del nombre “bonito”, así dijiste ¿te acuerdas? Te traje un regalo.

-No lo quiero. ¡No te me acerques!

Shaka lo recordaba perfectamente, pero no podía detenerse, era observado, no debía demostrar que lo reconocía, y que le agradaba mucho verlo. No debía demostrar que le gustaba, y que gracias a Afrodita, él sabía que cada ocasión en la que había bailado, Aioria había esperado por él, en la puerta, y le había enviado una flor con su amigo, el cual la ocultaba rápidamente, en su abrigo, sin decir una palabra.

-¡¿Que no me acerque?! ¡No pensé que fueras tan engreído!

Aioria caminaba a su lado, y lo miraba de cerca. El rubio, daba gracias que su abrigo le cubría mas de la mitad de su rostro, y aún traía restos del maquillaje dorado; lo cual para la función había sido un alivio también, pues su cuerpo, y su cara, estaban marcados, por moretones, debido a una reciente golpiza, que el duque le había propinado, en un arranque de celos.

-Eres una desilusión, y yo que creí que tú y yo, tal vez…

Shaka se alejó de él, corriendo hacia el auto negro que lo esperaba en la esquina, dejándolo con la palabra en la boca.

-¡Eres un cabrón!

-No lo juzgues, no te enojes con él.

Afrodita, aprovechó que un grupo de jovencitas se atravesó, bloqueando la visibilidad del auto negro, y se acercó a Aioria. Tomó el pequeño regalo que este tenía en las manos, ocultándolo en su abrigo, y en su lugar dejó un papel, mal doblado, con algo escrito en el.

- Shaka no tiene nada contra ti, al contrario. - La luz de un farol de gas, iluminó de lleno el rostro de Afrodita, y Aioria pudo ver claramente, un moretón de tamaño considerable, cerca del ojo derecho del bailarín, el cual al sentir la mirada del joven, se cubrió con la mano, y se apresuró para llegar al auto que lo esperaba. Se subió, y de inmediato arrancó.

Aioria, se quedó parado a mitad de la calle, y desconcertado abrió el papel que le había entregado el bailarín de cabello celeste.



Gracias, por ser mi esperanza. El saber que aunque lejos, estás conmigo me da fuerza, para seguir. 
Haz encendido una chispa de vida, en mi muerto corazón. 

Shaka P. 
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El solo del ídolo dorado, que baila Shaka, pueden verlo en el siguiente video:



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